El anhelo de intimidad profunda y verdadera parece ser un aspecto relevante para las personas en un momento u otro de la vida; o tal vez como trasfondo continuo a través del cual se tejen diversas experiencias, con la esperanza de que esa profundidad de conexión y reconocimiento no sólo se sienta, sino aún más importante, que se mantenga en el tiempo.
Pero, ¿de dónde surge esa verdadera intimidad? ¿Dónde se encuentra desde un inicio? ¿Cómo se puede acceder a ella y conocerla en su esencia más pura? ¿Será algo que surge del encuentro de dos seres, que despiertan esa chispa el uno en el otro, luego de acceder previamente a ese mismo reconocimiento dentro de cada uno? ¿Podría ser que, antes de poder compartir realmente ese nivel de intimidad con otro, necesitemos estar en contacto con él en nosotros mismos? ¿Y, si al hacerlo, la dimensión a la que podríamos acceder junto a nuestra pareja se expandiera exponencialmente?
Los retiros espirituales para parejas permiten la exploración encarnada de todas estas cuestiones, generando un cambio significativo en la dinámica de la relación, una renovación y un encuentro en el asombro, independientemente del tiempo que llevemos juntos.
Parece existir una correlación significativa entre el nivel de intimidad que podemos compartir y disfrutar con nuestra pareja y el nivel de verdadera intimidad que hemos cultivado con nosotros mismos. En ese encuentro, surge una inigualable oportunidad de acceder a profundidades de intimidad aún mayores.
En cualquier tipo de relación, y especialmente en las íntimas y románticas, tenemos una oportunidad única de elevarnos mutuamente, de apoyar el proceso de transformación, sanación y evolución del otro; pero también está la posibilidad de caer aún más profundamente en tendencias habituales, en patrones subconscientes y, potencialmente, en la retraumatización.
La respuesta parece obvia, pero ¿cómo crear las condiciones más propicias para que esa conexión crezca hasta convertirse en un jardín de auténtica aceptación, apoyo, incondicionalidad y sacralidad?
Las parejas suelen partir de un espacio de gran apertura y curiosidad, que tiende a desvanecerse a medida que la relación experimenta sus flujos y reflujos, cuando la idealización inicial del otro comienza a desmoronarse.
En los retiros espirituales para parejas se aborda todo ello para que los cimientos de la relación se asienten sobre un terreno profundo: enraizados en la Presencia y el Amor, en el reconocimiento de una dimensión más profunda de nuestro Ser, donde se activa un núcleo muy robusto y potente que puede sostener cualquier elemento que aparezca.
A partir de ahí, la relación adquiere un sabor muy distinto: dejamos de estar en la relación para que nuestra pareja nos satisfaga, generando un sinfín de expectativas que, a menudo, conducen a la decepción. En lugar de ello, empezamos a encontrar esa satisfacción en nuestro interior y a extenderla como un acto de amor y devoción hacia nuestra pareja, potenciando aún más esos sentimientos.
La relación puede empezar a vivirse más como un poema fluido, en lugar de como un guión; se vuelve un poema que danza con la viveza del Momento Presente, escrito desde la apertura del corazón, desde un sentido de auténtica disponibilidad, que lleva a la relación a fluir en la disposición y el compromiso conscientes.
En los retiros para parejas se aprenden prácticas vivenciales para cambiar de paradigma: para poder pasar de necesitar y tomar a ofrecer y apoyar; de esperar y exigir a apreciar y escuchar profundamente. Los retos se abordan como poderosas oportunidades para profundizar en la confianza y en el amor.
Ser verdaderos compañeros implica abrazar la totalidad del otro desde esa intuición de la esencia más profunda que somos. Cuanto más nos conocemos mutuamente en la pareja, más nos damos cuenta de que nunca seremos capaces de captar el misterio que somos; y reconocemos que el descubrimiento del otro nunca cesa, sólo crece, se expande y revela capas aún más profundas para seguir sanando, evolucionando y despertando juntos a la verdadera esencia.