En el mundo actual, nos hemos acostumbrado a vivir a un ritmo tan acelerado, que puede ser fácil encaminarnos hacia hábitos alimenticios rápidos y poco saludables. Por esta razón, la alimentación consciente se convierte en una práctica esencial para recuperar el control de nuestra salud y bienestar.
La alimentación consciente no solo se enfoca en lo que comemos, sino en cómo comemos, pues nos invita a establecer una relación más profunda y saludable con la comida.
¿Qué es la alimentación consciente?
Es una práctica que combina la atención plena con la nutrición y se enfoca en la experiencia completa de comer. Se trata de prestar atención a los sabores, texturas y aromas de los alimentos, así como a las señales de hambre y saciedad de nuestro cuerpo.
La alimentación consciente nos enseña a disfrutar de la comida sin prisa y a tomar decisiones alimenticias más saludables, reconociendo el impacto de nuestros hábitos en el bienestar físico, mental y emocional, así como en el medio ambiente.
En Shambalanté somos conscientes de que la alimentación consciente es parte fundamental del bienestar, por lo que ofrecemos un menú ovolactovegetariano y nos esforzamos por preparar alimentos equilibrados, saludables y elaborados con ingredientes frescos, nutritivos y naturales, muchos de los cuales incluso son cultivados y producidos dentro de nuestras instalaciones.
Principios de la alimentación consciente
Escucha a tu cuerpo: Aprende a reconocer las señales de hambre y saciedad. Come cuando tengas hambre, hazlo con calma, masticando bien, y detente cuando estés satisfecho, no hasta sentirte completamente lleno.
Come sin prisas: Dedica tiempo a cada comida, masticando lentamente y disfrutando de cada bocado. Esto mejora la digestión y la satisfacción. Además, recuerda que la señal de saciedad tarda alrededor de 20 minutos en llegar al cerebro, por lo que es importante comer despacio para evitar comer de más y sentirte mal.
Elimina las distracciones: Evita comer frente a la televisión, la computadora o mientras revisas tu teléfono. Respeta tu tiempo de comida y centra tu atención plenamente en la experiencia de comer.
Aprecia tu comida: Antes de comer, toma un momento para agradecer por los alimentos en tu plato. Considera su origen y el esfuerzo necesario para llevarlos a tu mesa. Según tus costumbres y creencias, puedes agradecer a Dios, al Universo, a las personas que formaron parte de los procesos necesarios para llevar esa comida a tu mesa, así como a los elementos de la naturaleza presentes en tu plato.
Elige alimentos nutritivos: Prefiere alimentos integrales y frescos por encima de los productos procesados. La calidad de los alimentos que consumes es tan importante como tu actitud al comerlos.
Recomendaciones para practicar la alimentación consciente
Planifica tus comidas: Dedica tiempo a planificar comidas equilibradas y nutritivas. Esto te ayuda a evitar decisiones impulsivas y poco saludables. También es importante que mantengas horarios regulares y que dediques al menos una hora al disfrute de tus alimentos.
Crea un ambiente agradable para comer: Mantén tu espacio de comedor limpio y ordenado, de manera que invite a la calma y el disfrute, haciendo de cada comida un acto especial. Además, si compartes la mesa con tu familia u otras personas, procura que el ambiente al comer sea cordial, amable y agradable, evitando hablar de temas polémicos, incómodos o problemáticos, para que todos puedan disfrutar del momento.
Practica la gratitud: Antes de comenzar a comer, haz una pausa para expresar gratitud por los alimentos que tienes delante. Esta práctica fomenta una conexión emocional positiva con la comida.
Experimenta con nuevos sabores: Amplía tu paladar probando alimentos nuevos y diferentes. Esto puede hacer que la alimentación consciente sea una aventura culinaria.
Observa tus Emociones: Reconoce si comes en respuesta a emociones como el estrés, la tristeza o el aburrimiento. Busca maneras saludables de lidiar con estas emociones fuera de la comida.
La alimentación consciente y saludable es un camino hacia una vida más equilibrada y satisfactoria. Al adoptar esta práctica, no solo mejoramos nuestra salud física, sino que también cultivamos una mayor paz interior y aprecio por el mundo que nos rodea. La alimentación consciente nos invita a mantenernos presentes, a reconectar con nuestros alimentos y con nosotros mismos, y a redescubrir el verdadero placer y nutrición que la comida puede brindar.