En la tradición budista, especialmente dentro del budismo Mahayana (una de las principales escuelas del budismo), el Bodhisattva es una figura profundamente inspiradora, pues más allá de ser alguien que busca la iluminación personal, es un ser comprometido con el despertar de todos los seres.
El Bodhisattva renuncia a entrar en el nirvana definitivo hasta que todos los seres hayan sido liberados del sufrimiento. Así, su vida se convierte en un acto constante de servicio, guiado por la compasión y sostenido por la sabiduría.
Este camino no es exclusivo de monjes o místicos. En realidad, todos podemos encarnar el espíritu del Bodhisattva en nuestra vida cotidiana, sin importar nuestras creencias, profesión o entorno.
El Bodhisattva representa una actitud interna: un compromiso profundo con aliviar el sufrimiento en el mundo sin caer en el resentimiento, el ego o la desesperanza. Es un llamado a actuar desde el corazón despierto.

Qué significa Bodhisattva
Un Bodhisattva es, en esencia, un ser compasivo que pospone su entrada definitiva en el nirvana para permanecer en el mundo guiando, inspirando y sirviendo a otros.
El término proviene del sánscrito y se compone de dos partes:
- bodhi = iluminación o despertar
- sattva = ser o esencia
Así, Bodhisattva puede traducirse como “ser del despertar” o “aquel que está comprometido con la iluminación de todos los seres”.
Características del Bodhisattva:
- Cultiva una compasión profunda y universal.
- Actúa con sabiduría, entendiendo la naturaleza interdependiente de todos los fenómenos.
- Se esfuerza por aliviar el sufrimiento de todos los seres, no solo el propio.
- Toma votos, conocidos como los “votos del Bodhisattva”, para servir a los demás con amor, paciencia y valentía.
En el budismo Mahayana, el ideal del Bodhisattva es central y se considera más elevado que la búsqueda de la iluminación individual. Algunos de los Bodhisattvas más conocidos, como Avalokiteshvara (símbolo de la compasión infinita), son venerados como arquetipos o guías espirituales.
La compasión como motor del camino
La compasión, en este contexto, no es lástima ni debilidad, sino la capacidad de reconocer el sufrimiento en uno mismo y en los demás, y responder a él con ternura, fuerza y lucidez. El Bodhisattva no huye del dolor del mundo; lo abraza y lo transforma desde adentro. Su compasión no es impulsiva ni ingenua: es consciente, firme y activa.
Practicar la compasión como un Bodhisattva implica:
- Escuchar con presencia a quien sufre.
- Sostener el dolor sin absorberlo ni reaccionar con juicio.
- Ofrecer ayuda sin esperar reconocimiento.
- Cultivar la paciencia frente al sufrimiento ajeno y propio.

La sabiduría que sostiene la acción
La sabiduría (prajña) en el camino del Bodhisattva no se trata de acumular conocimientos, sino de comprender la verdadera naturaleza de la realidad: que todo es impermanente, interdependiente y vacío de una identidad fija. Esta visión nos libera de los apegos, los miedos y la falsa idea de separación.
La sabiduría permite que la compasión no se vuelva sufrimiento. Gracias a ella, el Bodhisattva actúa sin apegarse a los resultados, sin identificarse con un ego salvador, y sin caer en el agotamiento emocional. Sirve con alegría y ecuanimidad, sabiendo que cada pequeño gesto tiene un eco en la red de la existencia.
Los votos del Bodhisattva
Quienes siguen formalmente este camino suelen tomar votos del Bodhisattva, que expresan su compromiso profundo con servir al despertar de todos los seres. Uno de los votos más conocidos dice:
“Los seres son innumerables, hago el voto de liberarlos.
Las aflicciones son infinitas, hago el voto de superarlas.
Las enseñanzas son inagotables, hago el voto de estudiarlas.
El camino del despertar es inconmensurable, hago el voto de recorrerlo.”
Aunque parecen imposibles, estos votos no buscan ser cumplidos de forma literal, sino cultivar una intención ilimitada, una apertura del corazón sin límites.

El Bodhisattva en la vida cotidiana
No es necesario retirarse del mundo para seguir este camino. El Bodhisattva puede manifestarse en:
- Un padre o madre que cría con amor y presencia.
- Un trabajador que actúa con integridad y cuidado hacia los demás.
- Alguien que cuida la Tierra como un acto de amor hacia las generaciones futuras.
- Un voluntario que acompaña en silencio a quienes atraviesan el dolor.
- Una persona que, con humildad, cultiva la bondad hacia todos los seres.
El camino del Bodhisattva es un llamado a despertar el corazón. A servir no por obligación, sino por amor. A actuar no por ego, sino por sabiduría. A mirar el sufrimiento del mundo no con desesperanza, sino con una ternura lúcida que dice: “yo también estoy aquí, y haré lo que pueda”.
En tiempos de crisis, confusión y separación, este camino nos recuerda que el mayor acto de revolución es vivir con compasión. Que la sabiduría más profunda es aquella que no busca brillar, sino servir. Porque cuando uno despierta, todos despertamos. Y cuando uno actúa desde el amor, el mundo entero se transforma.