La vida moderna nos sumerge en un caos de estrés, tecnología y agitación constante. En medio de esta vorágine, muchas veces olvidamos la importancia de estar en contacto con la naturaleza y sus beneficios para nuestro bienestar físico, mental y espiritual.
La naturaleza nos ofrece un escape y una oportunidad de reconectar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Ya sea caminando por un bosque, disfrutando de un amanecer en la playa o simplemente sentados bajo un árbol, estar en contacto con la naturaleza tiene múltiples beneficios que impactan positivamente en nuestra calidad de vida.
Uno de los beneficios más destacados es la reducción del estrés. La naturaleza nos brinda un entorno tranquilo y sereno que nos permite relajarnos y liberar la tensión acumulada. Estar rodeados de árboles, plantas y el sonido de los pájaros nos ayuda a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y a promover la producción de endorfinas, las hormonas de la felicidad.
Además, la naturaleza nos brinda la oportunidad de desconectarnos de la tecnología y conectar con nosotros mismos. En un entorno natural, podemos dejar de lado los dispositivos electrónicos y dedicarnos a observar, escuchar y sentir. Esto nos permite entrar en un estado de mindfulness, o atención plena, para estar plenamente presentes en el momento, lo que nos ayuda a reducir la ansiedad y mejorar nuestra atención y concentración.
Estar en contacto con la naturaleza también tiene beneficios físicos. Caminar al aire libre, practicar deportes en el exterior o simplemente respirar aire fresco nos ayuda a mejorar nuestra salud cardiovascular, fortalecer nuestro sistema inmunológico y aumentar nuestros niveles de energía. Además, la exposición a la luz solar nos permite sintetizar vitamina D, esencial para la salud de nuestros huesos y el funcionamiento adecuado de nuestro sistema inmunológico.
Estar en medio de la naturaleza también nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. Nos ayuda a recordar nuestra interconexión con el universo y el mundo natural, así como a cultivar un sentido de respeto y gratitud por el mundo en el que vivimos. Esta conexión espiritual nos nutre y nos brinda una sensación de paz y plenitud.
Conecta con la energía sanadora de la Tierra
Además de todos los beneficios mencionados de pasar tiempo al aire libre, la naturaleza es curativa debido a su carga energética única. La Tierra tiene su propia frecuencia, llamada Resonancia Schumann, que es de aproximadamente 7,8 Hertz.
La NASA se refiere a esta frecuencia, descubierta por el físico homónimo Winfried Otto Schumann en la década de 1950, como el “latido del corazón atmosférico” del planeta. Causada por las corrientes eléctricas de los rayos que interactúan con la atmósfera de la Tierra, hay algunas pruebas preliminares que muestran que la resonancia de Schumann es un calmante para el cuerpo humano.
Los promotores de la “conexión a tierra”, la práctica de pararse descalzos al aire libre, afirman que conectarse a esta frecuencia puede hacer de todo, desde aliviar el dolor y la inflamación hasta disminuir los riesgos cardiovasculares.
Desde una perspectiva neurológica, estar en contacto con la naturaleza y su frecuencia curativa es prometedor para relajar la mente fatigada. La resonancia de Schumann nos pone en el estado de ondas cerebrales theta, al ayudar al cuerpo a entrar en este estado relajado, en el que también entramos cuando soñamos, por lo que la naturaleza y su frecuencia energética pueden apoyar la salud del cerebro a lo largo de la vida.
Si bien el contacto con la naturaleza no es una cura mágica, sí debería ser parte del régimen de salud cerebral de todos, sobre todo a manera de prevención. Cuando el tiempo al aire libre se combina con otros hábitos mentalmente saludables, como la buena hidratación, la actividad física y una dieta equilibrada, puede ayudar a mantener nuestra mente alerta a medida que envejecemos.
Como puedes ver, estar en contacto con la naturaleza nos proporciona una pausa en nuestra vida agitada, nos ayuda a reducir el estrés, mejora nuestra salud física y mental, y nos conecta con nuestra esencia más profunda.
Por eso, es importante dedicar tiempo para disfrutar de la belleza y la calma que nos ofrece el mundo natural. Salir al aire libre, caminar descalzos sobre la hierba, contemplar un paisaje o simplemente sentarse junto a un río son pequeños gestos que pueden tener un gran impacto en nuestra vida. Así que, ¡salgamos a disfrutar de la naturaleza y permitamos que nos nutra y nos renueve!
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