Se les consideraba momentos de equilibrio y renovación, esenciales para el ciclo de la vida y la muerte, la fertilidad y el orden cósmico.
Las principales zonas arqueológicas prehispánicas están alineadas con fenómenos astronómicos como los equinoccios y solsticios.
Realizar un temazcal en el equinoccio de primavera, ayuda a alinear la energía personal con los ciclos naturales de renovación y crecimiento.