Estas heridas son el resultado de experiencias de negligencia, abuso o falta de amor y atención durante los años formativos.
Al meditar, disminuye la producción de hormonas del estrés y se propicia un estado de relajación profunda en el cuerpo y la mente.
La meditación, el silencio y la espiritualidad te ofrecen el antídoto universal para los períodos de desazón, inquietud, agitación e incomodidad.